sábado, 29 de enero de 2011

Camacho sí o Camacho no, ¿es esa la cuestión?

Dije hace tiempo que escribiría algo sobre Camacho y aprovecho la víspera del Osasuna - Real Madrid para dejar unas líneas sobre el entrenador murciano. Hay quien se queja de que mis entradas son demasiado largas, y hay quien lo hace porque dice que tengo abandonado a Osasuna por el football. Como es probable que todos tengáis razón voy a intentar hablar sobre el tema más candente de Osasuna a día de hoy aunque no creo que sea de forma breve J. Esto es lo que pienso sobre el "asunto Camacho".

Empiezo por reconocer que cuando José Antonio Camacho aterrizó en Pamplona yo no era el tío más entusiasmado del mundo. Primero porque soy una persona anti-destituciones a mitad de temporada. Segundo porque me parecía que aquel año el Cuco Ziganda había hecho un buen trabajo en pretemporada y el equipo estaba en una línea de juego buena. Es cierto que los resultados no estaban acompañando, pero la impresión que daba el equipo en cuanto a juego era muy superior a la mostrada la temporada anterior en la que se sufrió hasta el límite para mantenernos en Primera. Pese a todo, la llegada de un entrenador de la experiencia de Camacho debía hacer que a medio-largo plazo el equipo progresara. Y en mi opinión ese progreso no ha existido.

Como ya he comentado en entradas anteriores, yo no soy quién para juzgar tácticamente a un entrenador que encima ha sido ex-jugador de alto nivel. Yo no tengo los conocimientos futbolísticos suficientes sobre esos temas. Pero hay una serie de cosas que son perfectamente apreciables por el resto de los mortales y que no pueden pasar desapercibidas. La primera es que Osasuna ha perdido el estilo de juego (ofensivamente hablando) desde hace varios años. Ya ni nos acordamos de lo que eran aquellos partidos en casa donde Osasuna acobardaba al rival, dominaba, atacaba con constancia y creaba ocasiones. Y no hay que irse tan lejos en el tiempo para esto. Todos tenemos en mente partidos donde el Real Madrid, el Valencia o el Atlético salían al campo derrotados. Los jugadores de esos equipos forzaban tarjetas para no venir a jugar al Sadar, se borraban a las primeras de cambio y odiaban el ambiente de Pamplona.

Pero las cosas han cambiado. Y lo peor no es cuando se juega contra equipos grandes, lo peor es cuando vemos equipos de la zona media-baja de la tabla (con los que te juegas los cuartos) sacar puntos contra nosotros sin despeinarse, en especial fuera de casa. Osasuna ya no circula el balón en el centro del campo, ya no ataca por las bandas, ya no juega en campo rival. Desde que Camacho está en Osasuna se juega en función del rival, el equipo presiona con el único fin de no dejar jugar al contrario, olvidándose de que también nosotros tenemos que marcar. El juego directo ha pasado a ser la única arma de ataque y eso convierte los partidos en un tostón para el espectador, que espera ver ocasiones. Un equipo que no motiva acaba derivando en una afición que no se motiva y por tanto en un ambiente enrarecido.

No quiero que parezca que Camacho es el culpable de la situación actual del equipo. Todos somos un poco responsables, desde el Presidente (que es el máximo responsable) hasta los jugadores pasando por todos y cada uno de los aficionados que quizás nos hemos acomodado a la Primera División y no hemos sabido inculcar a los jugadores lo que se están jugando en cada partido. Y tampoco quiero subirme al carro de los críticos a Camacho ahora que estamos en la situación más delicada. Yo he sido consciente de los problemas de juego de Osasuna estos años y aún así los dos últimos veranos he sido partidario de la continuidad de Camacho. Tras el primer año y su salvación milagrosa creía que se debía dar una oportunidad al entrenador de completar un año completo con pretemporada incluida. Tras el segundo, aunque con más dudas, creía que a lo mejor tras casi dos temporadas (que es lo que suelen necesitar los entrenadores para hacer funcionar bien a los equipos) el equipo podía dar un salto cualitativo en el juego y moverse por zonas más calmadas en la tabla.

Pero ya no merece la pena mirar hacia atrás. Quién sabe dónde estaría Osasuna con otro entrenador o con otras decisiones. Lo cierto es que sigo sin ser partidario de destituir a entrenadores a mitad de temporada. En mi opinión es un movimiento que trae más consecuencias negativas que positivas. Ahora ya todos sabemos que la temporada que viene Camacho no seguirá en Osasuna. Es el momento de tirar de paciencia, borrar cualquier recuerdo negativo o prejuicio sobre el entrenador (o presidente) y pensar que hay que salvarse como sea. No ganaríamos nada si nos plantáramos mañana contra el Madrid (que ya es rival suficientemente complicado) y estuviéramos pendientes de cosas extradeportivas.

Ojalá Camacho siga hasta final de temporada en el banquillo, el equipo se salve con la mayor tranquilidad posible y se pueda hacer borrón y cuenta nueva en verano. Al fin y al cabo… no podemos sino darnos con un canto en los dientes por seguir un año más en Primera División. Todos deberíamos valorarlo.

Un saludo a tod@s!!!

1 comentario:

  1. Toda la afición debería estar con Camacho, por lo menos, hasta final de temporada y dejarse de cánticos como "Camacho vete al Madrid" o de ese estilo. Los jugadores y el cuerpo técnico podrán hacer un trabajo mejor y con menos presión que repercutirá positivamente en los resultados...

    Ánimo Camacho!!!!

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